Ago 15

La desinformación busca la forma de seducirte ¡No caigas!

¿Te ha pasado que un post en redes te encanta porque dice justo lo que tú piensas? ¿Crees que eso lo vuelve verdad? La desinformación siempre encuentra la forma de ‘pescar’ incautos a río revuelto. Te mostramos cómo evitar ser una víctima más. 

En la era digital, para acceder a la información tenemos que estar conectados. Contamos con diferentes herramientas para recibir y compartir información. Al compartir enlaces y cadenas en los chats se genera interacción. Entre tanto contenido, se han preguntado ¿si todo lo que se comparte es verdad?

Lo más común es que se genere una discusión con relación al tema, pero en pocas situaciones se preguntaran si la información es real. La desinformación nos llega a todos, se amplifica en entornos de incertidumbre o en cualquier coyuntura.

Un contenido falso se propaga rápidamente, porque tiene que ver con las facilidades que brinda el Internet. Toda persona codifica la información a través de sus experiencias, conocimiento, cultura, entre otros factores. En cada contenido, meme, imagen, video o texto que circula en redes siempre hay el interés de las personas por estar informadas, compartir con sus redes de amistades, identificarse con información que refleja su opinión, o alguna intención.

La desinformación está diseñada para impactar sobre nuestros sesgos y emociones. Según Helen Matute, catedrática de Psicología de la Universidad de Deusto, lo que ocurre es que si lo que leemos o escuchamos «coincide con nuestras creencias previas, con nuestra visión del mundo, lo encajamos muy fácil». En ese sentido, un sesgo o prejuicio cognitivo es una interpretación errónea e ilógica de la información disponible, al dar demasiada importancia, o poca, a algunos aspectos.

Señalamos algunos sesgos y por qué la desinformación es tan creíble:

  • Sesgo de confirmación: se da cuando aceptamos la información que confirma nuestras ideas, nuestras propias creencias. Y se duda de las que son contrarias.  
  • Heurística de disponibilidad: tomamos decisiones rápidas sin tener todos los datos, simplificando lo máximo posible los pasos que deberíamos tener en cuenta.

 

  • Sesgo de correlación ilusoria: sucede cuando se relacionan dos elementos sin pruebas que respalden que efectivamente están vinculados. Tendemos a creer que un suceso es más probable cuando lleva tiempo sin haber ocurrido, o menos porque lleva mucho tiempo ocurriendo.

¿Qué hacer?

Hay que tener en cuenta cómo detectar la desinformación en las redes:

  • Si te encuentras con un contenido que alerta o exagera, no lo compartas.
  • Si un contenido se le atribuye a un medio de comunicación, personajes, es necesario consultar en la fuente oficial.
  • Antes de compartir una información pregúntate a quién conviene compartir y si puede perjudicar a alguien.
  •  Si deseas que se verifique algún contenido dudoso, puedes enviar tu solicitud a @EcuadorVerifica.

 La lucha contra la desinformación no es sólo de los medios, sino de toda la ciudadanía. 

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