Estas prácticas son cada vez más comunes en medio de la campaña electoral para desprestigiar a los diferentes candidatos. La desinformación busca engañar a la ciudadanía.
Nadie se salva. Con el tiempo acelerado y el ‘tic tac’ del reloj cada vez más tenso, los candidatos a diferentes dignidades se preparan para ponerse a prueba en las urnas. Todos esperan recibir la línea de un bolígrafo sobre su rostro el próximo 20 de agosto en las elecciones anticipadas.
En esta carrera hay ‘fantasmas’ que buscan verlos caer. Sí, fantasmas. Entes que recuerdan el pasado y que en ocasiones parecen ser reales, aunque se esconden en el disfraz del engaño; y también otros que a simple vista se puede reconocer lo que son: falsos. Los fantasmas aparecen de muchas formas; aunque en tiempos electorales, prefieren revelarse como desinformación.
Cada vez es más común ver los vestigios de estos fantasmas en redes sociales y hasta en conversaciones cotidianas. Aunque no siempre es fácil reconocerlos, dejan su rastro en videos, imágenes, textos y hasta utilizan declaraciones, sean estas reales o inventadas, de políticos y autoridades.
Los desinformadores los usan con un objetivo: influir en la opinión y decisión del electorado, es decir engañarlos y manipularlos. Y es que estos personajes, que difunden en gran medida contenidos falsos o descontextualizados, se valen del pasado de los candidatos o de posibles acercamientos que hayan tenido los políticos para generar su contenido a diario. Desde decisiones de la juventud, procesos judiciales sean reales o falsos, o engañosas y falsas declaraciones; todos estos temas se convierten en la materia prima de los desinformadores en tiempos electorales.
Rodrigo Jordan, experto en comunicación política y columnista de CNN, explica que este tipo de estrategias de comunicación política ligadas al descrédito de otros candidatos “siempre han existido en procesos electorales”.
“Tenemos que entender que en todo proceso de elecciones se usan estas herramientas; el desacreditar al oponente utilizando cualquier pasivo de comunicación: juicio, cualquier tema del pasado, actos de la niñez o juventud e incluso decisiones tomadas en años o meses anteriores. La imagen de los políticos entra a un meticuloso escrutinio para sacar todo lo malo en campaña”, menciona.
El especialista detalla que estas prácticas antes se difundían en medios de comunicación tradicionales y otros espacios. Sin embargo, hoy, con las redes sociales y una sociedad ‘hiperconectada’, este tipo de estrategias se han fortalecido y han creado nuevos ‘modus operandi’. La cantidad de espacios en los que las personas consumen información también ha hecho que los espacios que difunden este contenido crezcan en gran medida.
Un informe de Unesco enfocado en las estrategias para contrarrestar la desinformación electoral, reconoce la problemática que puede generar en los procesos democráticos que emprenden los distintos países. Ejemplifica esto con casos ocurridos en otros países de la región para revelar esta práctica que se ha replicado en diferentes partes del mundo.
El texto reconoce que hay diferentes etapas en los procesos el que se han determinado como propicios para generar diferentes tipos de desinformación. Estos son: “la puesta en funcionamiento del proceso en sí, el día de la elección y las horas y días posteriores con la confirmación de los resultados de los comicios”.
Todas estas etapas son claves para detectar e identificar los diferentes tipos de desinformación, que apuntan a temáticas como el fraude, idoneidad de autoridades electorales, políticos e inhabilidades para candidatizarse; entre otros aspectos. Sin embargo, es justo en la etapa previa a las elecciones en sí en las que más aparecen los ‘fantasmas’ que acechan a los candidatos con un pasado real o ficticio.
En la última semana, del 17 al 21 de julio, Ecuador Chequea ha realizado 11 verificaciones de información que circulaba en redes sociales. De este total, 6 publicaciones fueron calificadas como falsas, lo que corresponde al 54.5%, el 4 fueron engañosas, es decir el 36.3% y, 1 fue imprecisa, que equivale al 9%. Ninguna resultó cierta, cifra que ha sido constante desde el inicio del proceso electoral.
Del total de verificaciones realizadas por este medio, 6 estuvieron relacionadas con temas del pasado de candidatos o funcionarios públicos, sea este un pasado de años o de días atrás.
Por ejemplo, una publicación aseguraba que Otto Sonnenholzner, candidato presidencial por la alianza Actuemos (conformada por Avanza y Suma), ofreció traer al expresidente Lenín Moreno como asesor de su gobierno. Esta información fue calificada como falsa, porque no se encontró registro de que Sonnenholzner ofrezca traer a Moreno. La publicación, además de utilizar el pasado del candidato trayendo a la memoria el tiempo en el que fue vicepresidente de Moreno, utilizaba el logo de la revista Vistazo para ganar veracidad. Sin embargo, el ‘post’ no fue realizado por el medio de comunicación.
En la misma línea, otra publicación aseguraba que Luisa González habría votado ‘No’ para donar uno de sus salarios como asambleísta para las víctimas del aluvión de Alausí. Este contenido también fue catalogado como falso, porque la Asamblea no debatió sobre la donación de sus sueldos para Alausí, ni se registraron votaciones en el Legislativo sobre el tema. La donación fue una propuesta de Fernando Villavicencio que no se convirtió en moción en el Pleno.
La imagen que utilizaba la publicación de González corresponde a su voto en contra de la propuesta de legalizar el aborto por violación. En medio del proceso, la entonces legisladora subió la imagen de su votación a las redes sociales para hacer público su rechazo a la despenalización del aborto por esta condición.
Pero no todos los fantasmas vienen desde tan lejos en el pasado. Una publicación verificada utilizaba declaraciones recientes de Fernando Villavicencio, fuera de contexto, asegurando que el candidato habría catalogado como un ‘partido de mierda’ al movimiento que lo auspicia. Este contenido fue catalogado como engañoso. El clip de video que utilizaba fue extraído de una entrevista radial y a pesar de que Villavicencio sí utilizaba este calificativo, el candidato no mencionó a un partido o ideología específica en sus declaraciones.
Lo mismo ocurrió con Jan Topic, pero con una entrevista de apenas unos días atrás. Una publicación realizada en redes sociales aseguraba que Topic había fumado marihuana junto a Pedro Freile en un podcast en vivo. A este contenido, Ecuador Chequea lo calificó como engañoso, pues lo que había fumado Topic en el programa de Juan Sid era CBD, no marihuana como insinuaba la publicación.
Jordan asegura que existen dos tipos de ‘fantasmas’ en el pasado de los políticos. Uno trae hechos del pasado distorsionándolos para hacerlos ver más graves y el otro se levanta sobre datos, declaraciones o hechos falsos del pasado para acechar a los políticos en el presente.
Según Jordan, “alrededor de siete de cada diez posteos sobre un tema coyuntural contienen información falsa. (…) Cada vez que se levanta una tendencia o un tema de alto interés, el 70% del contenido es desinformación”. Y nadie se salva.
¿Estrategia efectiva?
Cabe preguntarse si este tipo de estrategias de desinformación, que terminan siendo tan comunes en redes sociales, son realmente efectivas al momento de que los ecuatorianos deban decidir el voto.
Ante esta pregunta, Jordan dice que estas estrategias sólo se traducen en cambios al voto en “alrededor del 5% de ecuatorianos informados” sobre la realidad política del país. Reconoce, sin embargo, que esto puede variar y que hay estrategias que pueden llegar a ser efectivas en casos que incluyan delitos graves pasados, posibles casos de corrupción mediáticos o hechos condenables socialmente.
Por otro lado, el informe elaborado por la Unesco reconoce que este tipo de estrategias pueden generar desconfianza en los organismos electorales y detalla la necesidad de atacar y generar planes que frenen la producción de desinformación en contextos electorales.
Un informe realizado por la Red Internacional de Periodistas, asimismo, asegura que es necesario conocer los diferentes tipos de desinformación para que los electores estén prevenidos y no caigan en la trampa de los desinformadores. Entre las diferentes categorías descubiertas por la organización se destacan:
- Denuncias de supuesto fraude organizado por las autoridades.
- Supuestos votos de las personas fallecidas, manipulación para evitar la votación o invalidación de votos.
- Desinformación sobre votos de ciudadanos en el exterior.
- Desinformación sobre la documentación necesaria para votar.
- Falsas encuestas.
- Falsas declaraciones de candidatos.
Pero, ¿cómo podemos detectar, evitar o develar la desinformación? Es necesario mantenerse alerta frente a publicaciones con imágenes, videos o textos que despierten pasiones políticas; que producen enojo o causan emociones fuertes. Es necesario dudar de este tipo de contenidos, pues estas son estrategias de los desinformadores para ganar credibilidad. Para detectarlos se puede acudir a fuentes confiables para contrastar el tema y no caer en las redes de la desinformación.
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