La divulgación de información falsa se realiza con un claro objetivo político. En estos casos aportar con información sobre el proceso electoral a los ciudadanos puede colaborar a contrarrestar la desinformación.
La desinformación como herramienta política ha estado presente durante la historia de la humanidad. Sin embargo, actualmente se amplifica por las redes sociales. Además, el discurso de posverdad usa el engaño para proyectar una idea o proyecto, de una manera que legitime, o que deslegitime al adversario.
La posverdad, en el campo de la política, es la nueva propaganda, sólo que más sofisticada, articulando recursos de desinformación más precisos, con un mayor conocimiento de sus públicos objetivos y víctimas, tal como señala Jacob Bañuelos. Según la Unesco, la divulgación de información falsa se realiza con un claro objetivo político. Pero, estos casos aportar información sobre el proceso electoral a los ciudadanos puede colaborar a contrarrestar la desinformación.
Los contenidos que circulan en las redes sociales buscan legitimar a su máximo representante versus el “enemigo”, su contrincante. En ese contexto, aparecen más los contenidos de desinformación, ya sea con la intención de manipular o engañar.
A continuación, algunas de las formas en las que se presenta la desinformación, según David Alandete, periodista español:
Si son noticias no son falsas, no se debería usar el término fake news. Los medios y periodistas tienen una gran responsabilidad en la circulación de información.
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