Oct 27

Plaza de Santo Domingo se volvió un campo de batalla

Periodistas agredidos, ciudadanos asfixiados, golpeados y contusos, y una plaza destruida es parte del saldo de la marcha social.

De un momento a otro, la Plaza de Santo Domingo se convirtió en un “polvorín” donde las bombas lacrimógenas, piedras, palos y botellas “llovieron” por todo lado. Al cerrar la manifestación de los sectores sociales, que hasta ese momento se había desarrollado de manera pacífica, un grupo de manifestantes intentó ingresar a la fuerza por la calle Bolívar, que estaba cercada por los policías y vallas para evitar el acceso a la Plaza Grande, sede del Gobierno. “No tiene sentido quedarnos aquí si debemos llegar a la Plaza Grande donde está el Presidente”, se escuchaba comentar.  

Y pasaron a la acción. Lanzaron piedras, palos y botellas. La Policía respondió con un par de bombas lacrimógenas. Todo esto mientras los dirigentes sindicales trataban de dar sus discursos al pie del monumento al Mariscal Sucre. 

Los propios dirigentes se dieron cuenta de que la situación se ponía tensa y peligrosa, con el riesgo de ser desalojados por la actitud de un grupo de jóvenes que confrontaba con la fuerza pública. Jóvenes que en el trayecto de la marcha ya venían lanzando consignas de grueso calibre en contra de los policías. A pesar de esta situación, los convocantes a la movilización pedían a la ciudadanía que no cayera en la provocación pero, al ver el escenario que se ponía cada vez más denso, dieron breves discursos, cuando acostumbran a alargarse en sus arengas. Hablaron Mesías Tatamuez y Ángel Sánchez, muy rápidamente. Cuando le tocó a Nelson Erazo, del Frente Popular, no pudo terminar su discurso por la “embestida” de manifestantes que huyeron de las bombas lacrimógenas y de la caballería de la Policía, que salió dispuesta a disolver la protesta. 

En cambio, del lado de los manifestantes, bastó que uno de ellos sacara un adoquín de la Plaza para que  varios más siguieran su ejemplo y lo utilizaran en contra de la Policía, ya no sólo en la esquina de la Guayaquil y Bolívar, sino también en la intersección de la Rocafuerte y Guayaquil. Hubo asfixiados, periodistas golpeados y agredidos, tanto por la fuerza pública como por los manifestantes. 

Ya no hubo remedio. Lo que había comenzado como una marcha pacífica terminó en agresiones de lado y lado. Y vandalismo. La Policía atacó con todo su contingente, ya no sólo la caballería, sino los motorizados, que siguieron a los manifestantes hasta cuatro y cinco cuadras, hasta más abajo de la unidad educativa Sucre, por el un lado y hasta la altura del Colegio Fernández Madrid, por el lado de la calle Rocafuerte. Es que en el sector de la Unidad Educativa los manifestantes bloqueaban la calle con ramas de árboles de los parterres que  hay en la zona. 

La jornada 

La movilización fue protagonizada por los sectores sindicales, principalmente. Fue notoria la ausencia del movimiento indígena, sobre todo el presidente de la Conaie, Leonidas Iza. Apenas unos pocos asambleístas de Pachakutik se dieron cita para acompañar a la movilización.

Nelson Erazo aseguró que la medida se había cumplido en 17 provincias, entre ellas Carchi, Cotopaxi, Imbabura, Pichincha, Tungurahua, Bolívar, Chimborazo y Azuay. “Hemos presentando nuestro descontento ante un Gobierno indolente, que, con las medidas inflacionarias, ha elevado el desempleo, pero al mismo tiempo la extrema pobreza. Muchas familias viven con 1,5 dólares diarios. Para cambiar esa realidad demandamos del Gobierno políticas económicas que signifiquen reactivar el aparato productivo sobre la base de quienes más tengan, más aporten al país”, manifestó. 

Mientras que Yaku Pérez, excandidato presidencial, dijo que el argumento del Gobierno es que el Código Laboral no se reforma desde 1938. “Perfecto, reformemos, pero esa reforma tiene que ser para bien de los trabajadores, no que sean regresivos. En Europa, en la OIT (Organización Internacional del Trabajo) saben que los derechos laborales no pueden ser tocados, por eso son intangibles, significa que no son renunciables, que no se pueden afectar, que no pueden regresar al pasado, no queremos volver a la servidumbre, tenemos que llegar a una emancipación de los trabajadores”, aseguró. Pérez participó con una pequeña delegación de su movimiento Somos Agua y se mantuvo alejado de la dirigencia de la movilización. 

La versión del Gobierno

El Gobierno Nacional, a través de la ministra de Gobierno, Alexandra Vela, y el de Defensa, Luis Hernández, reconoció la marcha de este 26 de octubre como “pacífica”, pero destacaron los hechos violentos en la Plaza Santo Domingo, donde grupos a los que identificaron como guevaristas fueron los que sacaron los adoquines. Hernández aseguró que la misión principal de las Fuerzas Armadas fue evitar la violencia y mantener las carreteras abiertas. 

Vera se refirió a la manifestación y reconoció el civismo de la mayoría de los manifestantes pero afirmó que el único grupo violento de la marcha se trasladó desde la plaza Santo Domingo hacia la plaza del Teatro y destacó que fue “ el único contado de violencia que se ha destacado durante todo el día”.

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