Oct 13

Bella Jiménez se convirtió anoche en la primera asambleísta destituida en este periodo

El Pleno la destituyó con 131 votos a favor y una sola abstención: la de Bella Jiménez. Comienza la pugna para saber quién ocupará su cargo en el CAL. 

Poco menos de cinco meses duró Bella Jiménez (ex ID) como asambleísta por Guayas y segunda vicepresidenta de la Asamblea. Este martes 12 de octubre fue destituida por aquellos legisladores a quienes, en su discurso de posesión como una de las tres principales autoridades, declaró “héroes nacionales”, con los que esperaba construir y unir la Patria que tanto les necesitaba. Una aspiración que nunca se concretó.

El 15 de mayo del presente año, 102 votos a favor, uno en contra y 34 abstenciones le llevaron a Jiménez a la segunda vicepresidencia. Ayer, 131 legisladores le sacaron del cargo. Por unanimidad, podría decirse, si se toma en cuenta que el único voto de abstención por la moción de destitución fue el de la propia Jiménez.     

 

Puesto vacante 

Tras la destitución de Jiménez, se principalizará a su alterno Daniel Onofa, quien ocupará su curul por el resto del periodo, tres años y medio. Es un voto que recupera la Izquierda Democrática, ya que expulsó del partido a la asambleísta, al conocer que gestionaba cargos a cambio de dinero. 

Jiménez fue elegida segunda vicepresidenta de la Asamblea el 15 mayo de 2021, un día después de instalado el nuevo periodo parlamentario. Ese cargo es el que queda vacío y deberá ser resuelto por el Pleno en los próximos días. A pesar de la votación unánime para destituir a la legisladora, el pulso entre bancadas y la negociación política se sentirá en la elección de quien ocupe ese puesto. 

Cuando Jiménez fue designada segunda vicepresidenta estaba en plena vigencia el acuerdo entre la Izquierda Democrática y Pachakutik. CREO buscaba el apoyo de esas bancadas —había roto el acuerdo electoral con el Partido Social Criatianso— y lo mismo sucedía con los independientes, por lo que sumaron votos para aceptar el nombre propuesto por la Izquierda Democrática. Fue precisamente el Partido Social Cristiano y algunos legisladores de UNES los que se abstuvieron de votar por Jiménez esa ocasión.

Ahora el panorama es diferente en la Asamblea y las mayorías son cada vez más móviles. Eso se evidenció el lunes durante la designación de los postulantes para la renovación de un tercio de los jueces de la Corte Constitucional. Los nombres propuestos por Johanna Moreira, de la Izquierda Democrática, no alcanzaron los votos en el Pleno.  

En cambio sí fue aprobada la lista presentada por Luis Almeida, del PSC. Una votación en la que se unieron UNES, PSC y parte de Pachakutik, entre ellos Salvador Quishpe. La nueva mayoría, se comentó en la Asamblea. 

Sin embargo, Alejandro Jaramillo, jefe de bancada de la Izquierda Democrática, confía en que la segunda vicepresidencia se mantenga en su bloque, por lo que anticipó que escogerán al mejor perfil para llegar a ese espacio de autoridad de la Asamblea. 

La sesión de ayer

La mejor defensa es el ataque, dice un dicho popular. Y fue lo que Jiménez puso en práctica durante la sesión de ayer, que terminó con su destitución. Se  dedicó poco a defenderse de  los cargos que se le imputan. Durante la hora de intervención sacó “los cueros al sol” de algunos asambleístas, ya que les recordó que hay legisladores glosados, otros enjuiciados y otros denunciados. “Arrastró” a la Izquierda Democrática y sus legisladores por no haberla defendido de las acusaciones. Se preguntó si Rocío Guanoluisa y Luis Marcillo, legisladores de la ID, estaban en la capacidad moral de votar por su destitución cuando ellos han gestionado cargos para sus familiares, tanto en la Asamblea como en otras instancias públicas. 

Mencionó a la presidenta de la Asamblea, Guadalupe Llori, y sembró la duda de si había designado a Alba Sánchez como directora de Talento Humano de la Legislatura por que su esposo es fiscal provincial de Orellana, localidad donde la presidenta tiene algunos procesos judiciales pendientes, aseguró. 

De Ronny Aleaga (UNES) aseguró que cuando inscribió su candidatura tenía un juicio de alimentos por 16.800 lo que le impedía ser candidato.  Y así una serie de acusaciones contra otros legisladores.

Y conforme atacaba se confirmaba que ya su suerte estaba echada en el Parlamento. Nadie iba a votar en contra de la destitución después de la sacudida que les dio en el pleno. Y eso se confirmó con la votación final.  

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